miércoles, 15 de junio de 2016

Proyecto "Efecto Mariposa"


¡Se termina un nuevo proyecto en el CP Pablo Iglesias! En esta ocasión desde el área de Tecnología los alumnos de 2º de la ESO han diseñado una serie de construcciones para trabajar los contenidos curriculares de las estructuras

Para dar sentido a sus construcciones decidimos que el objetivo final del proyecto consistiría en superar un reto de tipo Efecto mariposa. Este desafío implicó elaborar un recorrido para una canica que por la fuerza de la gravedad fuera cayendo por los diferentes planos inclinados construidos hasta llegar al suelo, donde debería iniciar una reacción en cadena derribando una pieza de dominó. 

Tras coger ideas a partir del visionado de algunos experimentos del programa de TV El Hormiguero así como del grupo musical Ok Go, los participantes del proyecto comenzaron a trabajar en sus estructuras aplicando todos los conocimientos que simultáneamente íbamos trabajando durante las clases: tipos y propiedades de las estructuras, esfuerzos, cargas, centro de gravedad, base de sustentación, etc.

Durante la construcción de las estructuras se emplearon materiales reutilizados (papel, cartón, botellas de plástico...) lo que también ayudó a concienciar a los alumnos sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente

El resultado fue espectacular y el resto de alumnos del colegio contuvieron la respiración hasta que la canica llegó al suelo y derribó la primera ficha de dominó... ¡reto superado!

domingo, 15 de mayo de 2016

Al volver la vista atrás...

En esta vorágine de nuevas metodologías, enfoques y formas de trabajo en el aula no puedo dejar de pensar en si no nos estaremos volviendo un poco locos. Si no nos estaremos pasando de frenada mirando solo hacia el futuro. Éstos son solo algunos de los trabajos que se pueden encontrar en la web sobre la temática:
Es fantástico mirar hacia el futuro, hacia la utopía, porque como decía Eduardo Galeano, esto ilusiona y nos hace caminar en la dirección correcta. Pero nunca puede significar olvidarse de todo lo anterior.

Como docentes tenemos que estar agradecidos de que hoy haya profesores a los que los medios de comunicación prestan más atención, ya que sirven de altavoz a otros que trabajan en el anonimato. Pero tampoco conviene endiosar a nadie porque entre otras cosas, muchas de las reflexiones que hoy se califican como innovadoras ya las habían dicho hace casi 100 años profesionales entusiastas como Giner de los Ríos, el "Sócrates" español.

Creo que muchos docentes interpretan que ese "mirar hacia atrás" es algo malo, prohibido o poco innovador. Pero precisamente desde el punto de vista educativo creo que tiene mucho más sentido saber bien de dónde venimos, para no correr el riesgo de volver de nuevo a pisar la misma senda y cometer los mismos errores que otros ya cometieron antes por nosotros. 

¡Volvamos a releer los clásicos y aprendamos de ellos!

[...]
Al andar se hacer camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
[...]

Antonio Machado, Caminante 

viernes, 8 de abril de 2016

Proyecto "El circo de las Ilusiones Ópticas"


En la vida a veces las cosas no son lo que parecen y hay que mirar dos veces para verlas de verdad. Y eso es precisamente lo que hemos intentado representar desde el área de Tecnología con los alumnos de 2º de ESO durante el segundo trimestre. 

Para desarrollar los contenidos vinculados con la construcción y el manejo de herramientas, durante las clases hemos estado preparando una serie de experimentos sensoriales (para ver, tocar, etc.) que los alumnos de todo el centro pudieron disfrutar el último día de clase. 

En el vídeo se puede apreciar todo el proceso que se ha llevado a cabo: desde la construcción de las ilusiones ópticas hasta el montado y desmontado de la instalación. ¡Asegúrate de mirarlo dos veces para comprobar que no se te ha escapado nada!

jueves, 10 de marzo de 2016

Docentes en Matrix


No voy a ser el primero en señalar las analogías que existen entre el cuento infantil de Alicia en el País de las maravillas y el argumento de la conocida película de los hermanos Wachowski "Matrix" (de hecho, para el que quiera profundizar en el tema, aquí lo explican fantásticamente).

Sin embargo, quizá nadie antes haya relacionado estas dos referencias artísticas con la profesión docente. Y es que si lo pensamos detenidamente, podríamos decir que los docentes vivimos en Matrix: una realidad en la que vamos haciendo las cosas que se supone que tenemos que hacer sin cuestionarnos demasiado el por qué o el para qué se hace lo que se hace. 

Sabemos que muchas de las cosas que hacemos en nuestras clases no funcionan (pero seguimos haciéndolas). Constatamos que las actividades del libro son aburridas (pero seguimos mandándolas de deberes). Aceptamos que los exámenes no generan motivación (pero... ¿cuándo lo han hecho?). Y por supuesto, intuimos que nuestros alumnos no aprenden gran cosa y si lo hacen, es más por una cuestión de iniciativa propia, que por lo que podamos haberles enseñado nosotros.

Muchos docentes, a los que podríamos denominar Docentes Matrix, están conformes con esta situación. Son esclavos de su falta de reflexión. Pero es evidente que resulta mucho más cómodo no pensar ni cuestionarse nada...

Sin embargo otros, como le sucedía a Neo (el protagonista de la película), tienen la certeza absoluta de que se les escapa una parte importante de la ecuación; de que quizá no estén aprovechando al máximo el potencial de sus alumnos; de que quizá podrían hacer algo más. Y se preguntan si no habría otra manera de actuar (aunque a nadie parezca importarle demasiado...). Son los Docentes rebeldes.

Estos profesionales suelen haber leído experiencias educativas que hablan de Metodologías Activas y acuden regularmente a cursos de formación sobre aprendizaje cooperativo, competencias, evaluación... Como consecuencia de ello, empiezan a sospechar que les han engañado (es muy habitual escucharles decir la frase: ¿y esto por qué no me lo enseñaron en la carrera?).

Sin embargo, a la hora de aplicarlo en sus clases, tienen una sensación extraña; como si estuvieran haciendo algo malo o prohibido. Es la conciencia autoritaria. Fromm en su libro "Ética y Psicoanálisis" ya explicaba que ésta era el resultado de un proceso basado en dinámicas de recompensa y castigo utilizadas con el fin de subordinar al individuo mediante el miedo y la culpabilidad. A medida que el tiempo pasa, esta dinámica se va consolidando y la persona se convierte en un doble de la autoridad (el concepto está muy vinculado con la Pedagogía venenosa que ya se mencionó en entradas anteriores).

Es necesario tener mucho valor y fuerza de voluntad para romper con esa dinámica; con esa inercia que nos arrastra a todos en la misma dirección. Por eso cuesta tanto cambiar. Y por eso tiene que ser una decisión personal. Nadie puede obligar a nadie a despertar.

En la película el personaje de Morpheo daba a elegir a Neo entre dos pastillas: la azul (para olvidar todo y seguir como hasta ahora) o la roja (para empezar a mirar con otros ojos).

En la realidad sucede lo mismo: algunos docentes lo intentan, pero las dificultades son tantas que al final abandonan. Toman la pastilla azul y optan por creer que no se puede hacer nada. Otros, persisten y no se rinden pese a las dificultades. Eligen la pastilla roja y al final descubren hasta dónde llega la madriguera del conejo.

Cada docente necesita un Morpheo que les despierte del sueño y les dé a elegir. Unas veces puede ser un compañero, otras veces un ponente en un curso de formación... La cuestión en cualquier caso es:
 ¿Eres un Docente Matrix o un Docente rebelde

domingo, 28 de febrero de 2016

La Pedagogía del miedo

Lo peor de enseñar el concepto de autoridad a través del miedo es que al final, nuestros alumnos aprenden: 
  • Aprenden a no preguntar sus dudas (que es la máxima del aprendizaje).
  • Aprenden a no intervenir (perdiendo diálogos e intercambios de ideas interesantes).
  • Aprenden a pedir permiso para todo (hasta para coger una pintura). 
  • Aprenden a tener miedo del profesor (cuando debería ser confianza lo que sintieran).
  • Aprenden a estar en silencio (porque el aprendizaje solo es individual).
  • Aprenden... a dejar de ser niños.
Ese "Sssshhhh" esconde muchas cosas... ¿De verdad que esto es lo que queremos que aprendan nuestros alumnos? Triste perspectiva la de la docencia si como maestros solo aspiramos a esto. 

¡Ah! Pero eso sí, luego queremos que sean autónomos y creativos. Que expresen sus inquietudes y nos muestren su "yo interior". Y cuando no lo hacen (porque obviamente, no les hemos ayudado a desarrollar esta habilidad), les ponemos mala nota o nos quejamos de su falta de iniciativa

Esta evidente contradicción entre lo que les enseñamos y lo que les pedimos puede generar frustración en nuestros alumnos. Esta situación es un claro ejemplo de un deliberado ejercicio de Pedagogía venenosa (de la que ya hablaba Miller en los 90). Este enfoque utiliza el abuso de autoridad bajo el pretexto de que las actuaciones desarrolladas son beneficiosas para el receptor (en este caso, los alumnos). Tras verse sometidos con frecuencia a este proceso opresivo (especialmente si se trata de un niño de temprana edad) se termina optando inconscientemente por negar las propias emociones y sentimientos, aceptando las acciones y palabras de la autoridad como un hecho necesario e incluso beneficioso. Y si no, solo hay que preguntar a los niños: ¿cómo hay que trabajar: en silencio o hablando? 

La fuerza de la costumbre hace que la mayoría responda que en silencio, porque así les hemos enseñado nosotros (su autoridad). Sin embargo, resulta llamativo que al estudiar el ruido presente en las clases en centros educativos, el país que encabeza la lista con las clases más bulliciosas sea Finlandia (según Pasi Sahlberg en Finnish Lessons), que al mismo tiempo también presenta los mejores resultados de aprendizaje... ¿Curioso, no?

En realidad es lógico: todas las investigaciones en materia de educación que se están realizando en la actualidad señalan que se aprende mucho más y de manera más duradera cuando se aprende de otros (y si no, solo hace falta echar un vistazo a los resultados del Proyecto INCLUD-ED). Obviamente, esta comunicación genera ruido. Por eso, como ya decía Salva Rodríguez en esta fantástica entrada de su blog, las clases en las que reina un silencio absoluto deberían darnos miedo, porque ahí no se está produciendo un verdadero aprendizaje.

Aunque tampoco hay que exagerar ni caer en el romanticismo educativo: el silencio, en su justa medida, no es malo. Al contrario, establecer momentos de calma en el aula ayuda a concentrarse mejor. Sin embargo, todavía hoy algunos de mis alumnos me siguen confesando que con este o aquel profesor no hablan en clase porque tienen miedo de que se enfade. Algunos confundirán ese silencio con respeto y autoridad. Pero no lo es en absoluto. Solo hay que escuchar lo que opinan los alumnos de esos docentes cuando nadie les escucha... Cualquier cosa menos respeto. No nos engañemos.

A algunos docentes les parece bien esta Pedagogía del miedo porque les resulta mucho más cómodo dar sus clases. Yo, al menos, no quiero ese silencio. No quiero que mis alumnos me tengan miedo. Al contrario, quiero que confíen en mí y que cuando trabajen en silencio sea porque realmente ellos necesitan hacerlo y entiendan que es lo mejor.

Para terminar la reflexión, un toque musical que ejemplifica a la perfección esta Pedagogía del miedo: Pink Floid con su "Another brick in the wall":

sábado, 13 de febrero de 2016

Maestros memorables - Experiencias inolvidables




Es fundamental que los profesionales de la educación entendamos que sobre nosotros recae una gran responsabilidad: hacer que los niños recuerden su etapa escolar como algo memorable, lleno de recuerdos imborrables y positivos

Y es que resulta tremendamente injusto que alguien recuerde su paso por el colegio o el instituto como una mala experiencia. ¡Qué gran ocasión perdida para descubrir su potencial, desarrollar sus intereses, formar su personalidad...!

Por tanto, los docentes debemos ser memorables. Pero no por nuestra forma de ser (que también), ni por el entusiasmo que demostramos al estar en clase (que es indispensable): sino por regalar experiencias y momentos inolvidables a nuestros alumnos.

Estos recuerdos quedarán grabados en su memoria para siempre, a veces, incluso aunque no lo hubiéramos hecho con esa intención. Por eso, más importante que ser memorables como personas, es que nuestros actos de educativos lo sean. Porque verdaderamente son éstos los que tienen el poder de generar aprendizaje. Un aprendizaje significativo, real, importante, duradero... Porque no lo olvidemos: al colegio se va a aprender. 

Sin embargo, no todos estos recuerdos tienen que estar vinculados exclusivamente con cuestiones académicas. Los maestros también tenemos que ser capaces de generar momentos inolvidables que transporten al alumno hasta aquel día en que casi llora de la risa, o hasta aquella vez que comprobó en primera persona el valor de la amistad. 

Por eso, debemos tomar una importante decisión: debemos elegir si queremos ser recordados o no. O lo que es igual, si queremos ser ese maestro gris que entra en clase y da la lección que corresponda, o si por el contrario queremos entender el aula como un lugar en el que suceden cosas memorables, cosas que también pueden ser inolvidables para el propio profesor. 

Si somos de los primeros, tan solo será un trabajo como otro cualquiera. Pero si somos de los segundos, entonces pronto descubriremos el valor de nuestra profesión y nuestro enfoque de la enseñanza cambiará radicalmente ya que intentaremos hacer que cada curso, con cada grupo, suceda algo memorable

El conferenciante Óscar Ghillione expone varios ejemplos de sucesos memorables en la charla que comparto a continuación y que te recomiendo escuchar (aunque solo sea un ratito). Pero y tú: 

¿Crees que algo de lo que haces con tus alumnos será recordado por alguno para siempre? 
¿Eres un profe memorable?


domingo, 24 de enero de 2016

Excusas para no innovar


"Los problemas tienen solución. Las excusas no". 
Esta frase es casi un mantra de mi colega Ángel... Y tiene su miga, porque si lo pensamos bien, es completamente cierta. Parece mentira, pero todavía hoy muchos docentes se siguen empeñando en buscar excusas para no innovar; para no cambiar su forma de trabajar en clase, aun admitiendo que lo que ellos hacen no funciona. 

A continuación encontrarás algunas de estas excusas que seguro has escuchado en tu centro educativo. ¿Se te ocurre alguna más?

1 La conciencia autoritaria    "Es que aquí eso siempre se ha hecho así" 
Desde pequeños a la mayoría nos enseñan a hacer las cosas de una determinada manera. Por eso cuando alguien nos demuestra que existen otras formas mejores de hacerlo, aunque le demos la razón, nos cuesta cambiar. 
En la docencia pasa igual. Pero el docente que se deja arrastrar por esta excusa está cometiendo un terrible error. Máxime cuando nadie asegura que el que siempre se haya hecho así, implique necesariamente que esto sea lo correcto o lo más adecuado. Y para muestra, un botón: un claro ejemplo de la fuerza de la costumbre en este vídeo:

2 La edad no perdona      "Tú todavía eres joven, pero cuando llegues a mí edad..." 
¡Mentira! La innovación no es una cuestión de edad... sino de entusiasmo. Por eso, a lo largo de la vida nos encontramos con jóvenes muy tradicionales y con docentes a punto de jubilarse con el espíritu de un niño. El profesor Walter Lewin es un claro ejemplo de ello y nos deja claro que la edad no es un impedimento para seguir enseñando con entusiasmo: 

3 La precariedad educativa    "Si yo quiero, pero si tuviera más tiempo, mejor material..."
Desde luego, en muchos casos, las condiciones son precarias. Sin embargo, esto no debería impedir que se consiguieran iniciar procesos atractivos para nuestros alumnos.
Es verdad que más materiales, más tiempo y mejor presupuesto ayudarían a animar a los indecisos, pero tenemos que adaptarnos a lo que tenemos... ¡Viva el principio de realidad!
Los docentes debemos demostrar imaginación y creatividad para hacerlo. Nos iría bien tomar ejemplo de estos niños de Cabo Verde que se convirtieron en viral demostrando que con lo poco que tenían se podían apañar:

4 La soledad del innovador    "Eso, en este claustro, es imposible"
¿Y qué? ¿Sería ideal que todos los profes se implicaran? Claro... ¿Es imprescindible? De ninguna manera. No cabe duda de que la innovación es una tarea colectiva. No tiene sentido afrontar este proceso de manera solitaria. Pero también es cierto que muchos profes innovadores se sienten a menudo como salmones solitarios nadando contracorriente (le tomo prestada la metáfora a Salva Rodríguez de su fantástico post La pedagogía del salmón.
Sin embargo, no podemos dejar de intentar algo porque no todo el mundo piense como nosotros. La clave de la innovación está en cambiar de dirección y es muy difícil que ese cambio sea compartido por todos. Primero debe empezar uno y luego, como decía Kiran Bir Sethi en su inspiradora charla TED, ir contagiando a los demás.
No pasa nada porque algún profe no se suba al carro de la innovación. Cuando explico esto en los cursos de formación a menudo utilizo el siguiente vídeo: no todos participan en el juego, ¿pero a que esto no impide que se siga jugando con normalidad? Pues igual en los claustros... No busques excusas maestro... ;-)

 5 El miedo al cambio     "¿Qué dirán los padres, compañeros, alumnos...?"
Cuando un profe tiene ganas de cambiar su forma de trabajar, pero no se atreve tiene preguntarse: ¿qué es lo peor que podría suceder? Por lógica, si quiere realizar este cambio, será porque la metodología que utilizaba no le iba bien. Por tanto, en el peor de los casos, si el cambio fracasara, los alumnos seguirían igual: sin aprender. 
Por esto, hay que atreverse a probar. Pero eso sí, con moderación y mesura... Tampoco se puede probar por probar o no dar tiempo a que un cambio se asiente porque entonces, caeríamos en el error de aplicar en el aula ocurrencias no contrastadas como decía gran Ramón Flecha en su intervención.
En cualquier caso, lo más probable es que los alumnos agradezcan el cambio. Porque al contrario que a los adultos, a los niños les encanta cambiar. Adoran lo desconocido... 
Por si todavía no lo tienes claro, te dejo el vídeo de Gerry Garbulsky que lleva el mismo título que este post: Excusas para no innovar.

sábado, 16 de enero de 2016

Un proyecto encantado...


Está comprobado: cuando encontramos un proyecto que capta la atención de los alumnos, su implicación en el mismo hace que los resultados sean espectaculares. Incluso, en este caso, ¡terroríficos!

Hoy os quiero presentar el resultado final de un proyecto colaborativo que tuvo lugar con motivo de la celebración de Halloween en el CP Pablo Iglesias de Soto de Ribera (Asturias). 

La idea surgió como surgen siempre, con mucho ruido, mientras los alumnos de 2º de la ESO discutían sobre cuál sería la mejor opción para organizar una actividad en la que pudieran participar sus compañeros de otros cursos. Al final, la alternativa más votada fue la construcción de una Casa del Terror.

Para ello se implicaron varias áreas, lo que proporcionó a la actividad un carácter interdisciplinar, que es imprescindible para implicar a los alumnos en la tarea. De este modo, comprobaron que todo lo que hacían tenía sentido, cercano y atractivo. Algo fundamental para que se obtengan los resultados esperados. El reparto entre las áreas implicadas fue el siguiente: 
  • TECNOLOGÍA: montaje e instalación de paneles, circuitos eléctricos en la sala y vídeo. 
  • LENGUA CASTELLANA: preparación de los diálogos e interpretación de personajes.
  • LENGUA ASTURIANA: caracterización de los personajes propios de la cultura asturiana.
  • EDUCACIÓN PLÁSTICA: decoración de la estancia con motivos terroríficos. 
  • LENGUA INGLESA: contextualización de la festividad de Halloween.   
Como se puede comprobar, el resultado fue todo un éxito ya que alumnos y profesores comprobaron lo que son capaces de hacer cuando se lo proponen. Lo que empezó a gestarse desde el enfoque del Estilo Actitudinal hace ya más de 15 años, sigue muy presente en las escuelas en la actualidad.

La clave, como siempre, estuvo en dar responsabilidad a los alumnos. 

domingo, 10 de enero de 2016

El aula diversificada - Tomlinson



Os quiero presentar un libro de referencia para todos aquellos que queráis proceder de manera coherente a la hora de trabajar con niños: El aula diversificada.

Son muchos nuevos gurús educativos que como señala Jordi Martí, inundan los cursos, libros y conferencias educativas hablando sobre educación en términos absolutos, con un vocabulario incompresible, pero sobre todo: alejados del aula. 

Pues bien, precisamente en este libro sucede todo lo contrario. Tomlinson nos habla desde la experiencia de alguien que entiende que la Educación, con mayúsculas, es sobre todo cercanía y confianza. Confianza en el alumno y en sus posibilidades. 

Lo que más me atrae de este libro es que las cuestiones que propone son tan "de cajón" que sorprende que no se estén llevando a cabo en todas las clases actualmente. Y el libro no es precisamente nuevo (de 1999) así que si fuéramos tan innovadores, algo de lo que propone ya deberíamos estar aplicando... Por lo tanto, es completamente recomendable para recordar la esencia de lo que es Educar. 

A continuación os presento una selección de ideas que a modo de radiografía, te pueden dar una idea de lo que te vas a encontrar si decides leerlo: 
  • Nuestros sistemas educativos funcionan como un hospital cuyo servicio de urgencias echa a la calle a los heridos más graves y a los enfermos difíciles.
  • En un aula diversificada los profesores parten del punto en el que se encuentran los alumnos, no de la portada de una guía sobre currículum.
  • Los maestros deberían ser estudiantes de sus estudiantes.
  • La manera de entender la enseñanza de los maestros debe parecerse más a un arte que a un ejercicio mecánico.
  • Cada niño tiene derecho a esperar de su profesor entusiasmo, tiempo y energía [...]. Es inaceptable que un profesor reaccione ante un grupo de niños como si fueran inapropiados.
  • Es falso pensar que todo el mundo puede sacar provecho de una clase estándar. 
  • Las aulas no han sufrido grandes transformaciones durante los últimos cien años. Todavía seguimos realizando agrupamientos por edad como si eso asegurara que tienen suficientes cosas en común como para seguir el mismo currículum y de la misma manera. 
  • Los centros escolares todavía preparan a los niños más para los exámenes que para la vida.
  • Un profesor realmente bueno es aquel que sabe que un estudiante puede enseñar y que un profesor puede aprender.
  • Un profesor seguro de sí mismo sabe que cada día tiene algo nuevo que aprender y se siente cómodo en esa ambigüedad. 
  • No es tan importante tener todas las respuestas como desear conocerlas. 
  • El educador debe aspirar a lograr la independencia del estudiante. [...] Le sucede lo mismo que al director de una obra de teatro: si cuando la función se estrena los actores aún le necesitan, es que ha fracasado. 
  • Si nos limitamos a decir algo a nuestros estudiantes y después les pedimos que nos lo repitan, resultará poco probable que lo incorporen dentro de sus esquemas de conocimiento. [...] Los aprendices deben procesar las ideas para apropiarse de ellas.
Confío en que cuando lo leas te resulte tan interesante como a mí... ¡Espero tus valoraciones!