jueves, 10 de marzo de 2016

Docentes en Matrix


No voy a ser el primero en señalar las analogías que existen entre el cuento infantil de Alicia en el País de las maravillas y el argumento de la conocida película de los hermanos Wachowski "Matrix" (de hecho, para el que quiera profundizar en el tema, aquí lo explican fantásticamente).

Sin embargo, quizá nadie antes haya relacionado estas dos referencias artísticas con la profesión docente. Y es que si lo pensamos detenidamente, podríamos decir que los docentes vivimos en Matrix: una realidad en la que vamos haciendo las cosas que se supone que tenemos que hacer sin cuestionarnos demasiado el por qué o el para qué se hace lo que se hace. 

Sabemos que muchas de las cosas que hacemos en nuestras clases no funcionan (pero seguimos haciéndolas). Constatamos que las actividades del libro son aburridas (pero seguimos mandándolas de deberes). Aceptamos que los exámenes no generan motivación (pero... ¿cuándo lo han hecho?). Y por supuesto, intuimos que nuestros alumnos no aprenden gran cosa y si lo hacen, es más por una cuestión de iniciativa propia, que por lo que podamos haberles enseñado nosotros.

Muchos docentes, a los que podríamos denominar Docentes Matrix, están conformes con esta situación. Son esclavos de su falta de reflexión. Pero es evidente que resulta mucho más cómodo no pensar ni cuestionarse nada...

Sin embargo otros, como le sucedía a Neo (el protagonista de la película), tienen la certeza absoluta de que se les escapa una parte importante de la ecuación; de que quizá no estén aprovechando al máximo el potencial de sus alumnos; de que quizá podrían hacer algo más. Y se preguntan si no habría otra manera de actuar (aunque a nadie parezca importarle demasiado...). Son los Docentes rebeldes.

Estos profesionales suelen haber leído experiencias educativas que hablan de Metodologías Activas y acuden regularmente a cursos de formación sobre aprendizaje cooperativo, competencias, evaluación... Como consecuencia de ello, empiezan a sospechar que les han engañado (es muy habitual escucharles decir la frase: ¿y esto por qué no me lo enseñaron en la carrera?).

Sin embargo, a la hora de aplicarlo en sus clases, tienen una sensación extraña; como si estuvieran haciendo algo malo o prohibido. Es la conciencia autoritaria. Fromm en su libro "Ética y Psicoanálisis" ya explicaba que ésta era el resultado de un proceso basado en dinámicas de recompensa y castigo utilizadas con el fin de subordinar al individuo mediante el miedo y la culpabilidad. A medida que el tiempo pasa, esta dinámica se va consolidando y la persona se convierte en un doble de la autoridad (el concepto está muy vinculado con la Pedagogía venenosa que ya se mencionó en entradas anteriores).

Es necesario tener mucho valor y fuerza de voluntad para romper con esa dinámica; con esa inercia que nos arrastra a todos en la misma dirección. Por eso cuesta tanto cambiar. Y por eso tiene que ser una decisión personal. Nadie puede obligar a nadie a despertar.

En la película el personaje de Morpheo daba a elegir a Neo entre dos pastillas: la azul (para olvidar todo y seguir como hasta ahora) o la roja (para empezar a mirar con otros ojos).

En la realidad sucede lo mismo: algunos docentes lo intentan, pero las dificultades son tantas que al final abandonan. Toman la pastilla azul y optan por creer que no se puede hacer nada. Otros, persisten y no se rinden pese a las dificultades. Eligen la pastilla roja y al final descubren hasta dónde llega la madriguera del conejo.

Cada docente necesita un Morpheo que les despierte del sueño y les dé a elegir. Unas veces puede ser un compañero, otras veces un ponente en un curso de formación... La cuestión en cualquier caso es:
 ¿Eres un Docente Matrix o un Docente rebelde